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Manual del Perfecto Gay - Fanfiction Harry Potter
Perlita loves Quino's work
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PerlaNegra - Harry Potter Slash Fanfiction

De Rodillas

E P Í L O G O 

 

Domingo 1° de septiembre del 2017, 3:56 pm

 

Draco:

 

Hoy te vi en la plataforma de la estación. Tu hijo es la viva imagen de ti. Guapísimo.

 

No te molestes en negarlo. Tus rodillas te están matando. Me tomé la libertad de mirar tu expediente, y me cuesta creer que estés consultándote con el charlatán de Grayson. Ese imbécil no podría reconocer un hueso patelar ni aunque lo pateara en las bolas. El miércoles a las tres tengo una cita disponible. Por favor, ven a verme. Cuando menos podré mandarte con otro sanador que sepa lo que está haciendo.

 

Saludos,

Harry.

 

 

Domingo 1° de septiembre del 2017, 9:13 pm

 

Potter:

 

¡No puedo creer tu atrevimiento! ¿Existe en ese hospital algo llamado confidencialidad médica? Ser el director de San Mungo no te da el derecho de andar husmeando en mis expedientes.

 

Malfoy.

 

 

Lunes 2 de septiembre del 2017, 8:13 am

 

Draco:

 

Te duelen, ¿cierto?

 

Harry.

 

 

Lunes 2 de septiembre del 2017, 8:33 am

 

Sí.

 

 

Lunes 2 de septiembre del 2017, 9:48 am

 

Entonces deja de actuar como un tonto. Te veré el miércoles a las tres.

 

 

Lunes 2 de septiembre del 2017, 10:15 am

 

No, el miércoles no. Ese día tengo una reunión fuera del país. Puedo verte el viernes a la hora del almuerzo. Al mediodía.

 

Un examen médico y nada más. Esta lechuza se autodestruirá en cinco segundos.

 

Draco.

 

 

Lunes 2 de septiembre del 2017, 10:28 am

 

Draco:

 

Por supuesto que será sólo un examen médico y nada más, jodida reinona del drama. En los últimos trece años te he visto sólo seis veces y siempre desde la distancia. Tu virtud está a salvo conmigo. Esto es puramente profesional. Necesito pruebas para despedir a Grayson, y basándome en tu manera de caminar, las he encontrado. Esta lechuza se autodestruirá en cinco horas.

 

Harry.

 

 


 

Jueves 2 de junio del 2024, 1:17 pm.

 

—Estarán bien.

 

—Típico de ti decir eso. Pasar dos meses en Europa. ¡Ellos solos! ¡Y sólo tienen dieciocho años! ¿Viajar en tren hasta San Petersburgo, fingiendo que son muggles? ¿Eurotunel? ¿Necesitamos más evidencia de que los muggles están locos? Les ponen nombres a sus túneles. Desearía poder enojarme con Al por toda esta alocada confabulación, pero la culpa es de Pi. ¿De dónde le viene esta fascinación por los muggles? ¿Qué fue lo que hice mal? Los trasladores y la aparición son suficientemente buenos para nosotros, ¿por qué para él no…? ¿Por qué no me callas? Estoy despotricando. Van a llover quejas en la recepción de que hay un hombre en la habitación 412 sufriendo un ataque de histeria.

 

—Me estoy divirtiendo mucho escuchándote camino a tu ataque de histeria.

 

—¿Y así te consideras un sanador? Más bien pareces terrorista. —Le di un pellizco en el trasero—. Y no te atrevas a gritar por eso. No duele para nada. Sólo para que lo sepas, nunca le perdonaré a tu hijo el ridículo apodo que le puso al mío. Pi. No puedo soportarlo.

 

Su risa me hizo cosquillas en el cuello.

 

—Tú también le dices así todo el tiempo.

 

—¡Lo sé! Es por eso que me molesta tanto. Mi hijo es un Pi. Además, agradecería un poco de honestidad de su parte. ¿Piensan que somos estúpidos o qué? Es obvio para cualquiera con dos ojos que ellos están profundamente enamorados el uno del otro. ¿Creen que nos importa? Está claro que el apellido Malfoy estaba destinado a desaparecer. Jugué con el destino y…

 

—Draco, ¿por qué estás tan gruñón? Nos lo dirán cuando tengan que decirlo. Con respecto a su viaje, los dos llevan sus varitas consigo, los dos son muy listos... —Yo estaba con el humor de una mamá gallina a la que le han quitado sus pollitos, así que no dije nada, sólo lo miré con furia—… y cuando los abracé para despedirme de ellos, les puse un encantamiento de localización a cada uno, así que no deberías preocuparte. Ya vi que eso te hizo sonreír.

 

—¿Por qué todo el mundo cree que eres un santo? —gruñí.

 

—¿Por qué no admites que la razón por la que estás tan gruñón es porque las rodillas te están matando, y que ya es tiempo de que te sometas a esa cirugía de implantes de la que hablamos? Haremos una operación, esperaremos seis meses, y luego haremos la otra. Chang es una cirujana brillante, una pionera en combinar técnicas muggles con la medicina mágica y…

 

—Ya he escuchado ese discurso antes.

 

—¿Entonces, qué dices? Por favor. No soporto verte sufrir este dolor.

 

Había estado postergando eso indefinidamente. Era hora. Aun con los encantamientos de Harry, las rodillas me dolían cuando le hacía una mamada, y follarlo era impensable. El sexo era tan necesario como respirar, al menos para mí, y cuando te has relegado a no darle a tu pareja nada más que pajas porque moverse es toda una agonía, entonces es hora de ir pensando en suicidarte. O de hacerte la maldita cirugía. Asentí.

 

—Genial, voy a hacerte la cita. ¿Quieres un poco de alivio?

 

Asentí otra vez.

 

—¿Te acuerdas de aquel escándalo que te conté? ¿El que se estaba gestando en la oficina de los aurores? —le pregunté a Harry mientras él conjuraba un poco de cartílago temporal en mis rodillas—. Mañana tendrá la página principal del periódico. Se va a armar la gorda. Creo que no voy a estar disponible durante mucho tiempo.

 

—Mmmm. ¿Astoria y Faith siguen en el campo?

 

—No, están en el apartamento. Los escándalos son el elemento vital de Astoria. ¿Por qué?

 

—Por nada. ¿Draco?

 

Levanté la mirada. Harry tenía ese tono en su voz. El tono que hacía que mi estómago diera un vuelco y no en la manera buena como cuando sé que estoy a punto de recibir una mamada.

 

—Ginny y yo nos estamos divorciando. —No tenía que haberme sorprendido, pero así fue. Hacía siglos que no había nada entre ellos dos, pero como tenían a los niños y eso—… Aunque no lo concretaremos hasta que Lily termine el colegio.

 

Había estado tan preocupado por Pi y Al, por la noticia que iba a revelarse al día siguiente, y por las rodillas que me habían estado doliendo tanto, que no me había parado a tomar nota de las ojeras que Harry estaba luciendo. Toqué su mejilla con una mano.

 

—Lo siento. ¿Estar casada con el vencedor de señores oscuros no fue tan genial como ella creyó que sería?

 

Harry negó con la cabeza.

 

—Ni un poco. Para ella, mi aureola está bastante deslustrada. Pero seguimos siendo jóvenes. Además, ella cree que soy gay.

 

—Diez puntos para Gryffindor. —Habría esperado que Harry se riera un poco ante eso, pero no lo hizo—. En lo que a mí respecta, creo que tu aureola todavía sigue estando muy brillante.

 

—Lo sé. —Me acarició la cadera con una mano tibia—. Me… me gustaría… ¿podemos…?

 

—No, absolutamente no. —Quité su mano—. Ni tú ni yo vamos a hacer esto del conocimiento público. Francamente, a Astoria no podría importarle menos, pero apenas tengo cinco años en los que nadie de la calaña de Weasley me deja con el saludo en la boca delante de la gente. No hay manera de que pueda evitar que tus fanáticos y adoradores crean que el villano aquí soy yo. Y aunque yo ya he encarado este tipo de censura antes, y aunque tú vales la pena que tenga que encararla de nuevo, tengo que pensar en Pi. Él no sufrirá el mismo infierno sólo porque a ti y a mí nos gusta chupar pollas. No permitiré que él pase lo que yo he tenido que pasar.

 

—Dra…

 

—¡No! Tú no sabes cómo es…

 

—Oh, por amor de dios. ¿Has olvidado que yo fui acusado de ser el heredero de Slytherin?

 

—Eso no fue nada. ¡Nada! —Jesús, Harry a veces era tonto—. Eso sucedió en Hogwarts y los que te despreciaron eran sólo doscientas personas, la mayoría de ellas niños inmaduros. No voy a permitir que mi hijo sea vapuleado por todo el mundo sólo porque su padre tiene un encaprichamiento contigo.

 

Harry comenzó a hacer pucheros.

 

—Deja de hacer eso —le dije.

 

—Un encaprichamiento. Sólo un encaprichamiento.

 

Puse los ojos en blanco y le di una nalgada.

 

—Sí, un encaprichamiento. Un encaprichamiento que ha durado nada más y nada menos que veinte años.

 

—¿Me deseaste durante todos esos años en los que no pudimos vernos?

 

—Ya te lo he dicho mil veces. Sí. Durante todos esos años me masturbaba sólo con tu puro recuerdo.

 

—Lo sé —suspiró—. Sólo necesitaba escucharlo. Me siento tan solo, Draco. —Se acomodó sobre mi hombro, algo que era muy inusual en él. Normalmente yo era el que se acurrucaba contra él—. Quiero despertar contigo todas la mañanas y no sólo porque suceda que los dos estamos en Nueva York asistiendo a convenciones diferentes y nos estamos quedando en el mismo hotel. En realidad, estoy verdaderamente harto de verte sólo en los hoteles. ¿Draco? —dijo en voz baja.

 

—Soy una persona con quien es horrible vivir. Pregúntale a Astoria. Esa mujer es una santa.

 

—No me creo eso.

 

—¿Y qué pasará con Weasley?

 

—Ese jugoso cheque donado a la investigación sobre la licantropía ayudó mucho. Ron sólo quiere que yo sea feliz, y él sabe que lo de Gin y yo ya no estaba funcionando. ¿Todavía lo odias? Por tu actitud, no parece.

 

Le di un suave coscorrón.

 

—Soy Slytherin. Por supuesto que lo odio. Simplemente que no me gano nada siendo desagradable con él. Sólo sería contraproducente para mí, y eso es exactamente lo que él está deseando. Mi meta a largo plazo es asesinarlo con pura amabilidad. —Miré hacia Harry—. No estoy bromeando. Ya has visto lo frustrado que se pone cuando yo me porto atento con él. Dos años más y apuesto a que conseguiré que le dé un bonito y mortal ataque al corazón.

 

Harry me dio un coscorrón en respuesta.

 

—Serás cabrón. Pero Ron es mucho más duro de roer de lo que crees. Cuando me salga de la casa, ¿por qué no compro un apartamento cerca del tuyo? Ahora que lo recuerdo, tú eres el dueño de todo el edificio donde está tu apartamento. Véndeme uno. No tenemos que hacerlo público. Yo tampoco quiero que Pi o Al, o Lily o James tengan que sufrir el rechazo social por culpa de esto.

 

—James, ese cabroncete arrogante, se pondrá furioso.

 

—Oye, estás hablando de mi hijo…

 

—El cual es un cabroncete arrogante. A Al no le importará, y Lily te lo perdonará. Tarde o temprano. Le doy cinco años de plazo. James, en cambio, quizá nunca te lo perdone. ¿Vale la pena eso con tal de estar conmigo?

 

—Mis hijos adoran a Pi. También James lo adora a pesar de que hace su mejor esfuerzo por negarlo. Si Pi nos da su bendición, y sé que lo hará, los otros tres harán lo mismo. Todo saldrá bien —dijo con confianza. Eso es lo que tenía Harry: una vez que estaba determinado a conseguir algo, no podías detenerlo. Y yo que creía que yo era terco—. Tengo una idea. ¿Por qué no pones tu apartamento dentro de la subasta de caridad? Seguramente el impuesto deducible te será de utilidad y adorarás la atención que te darán por la donación. Te gusta tanto la publicidad que me sorprende que esto no se te hubiera ocurrido antes. Esto es lo que haremos: San Mungo celebra su baile de caridad, tú donas tu apartamento para la subasta, yo pujo por él, me lo gano y lo compro, y luego, me mudo ahí cuando el divorcio se haya completado. San Mungo se quedará con mi dinero y El Profeta cacareará tu filantropía a todo lo alto. Astoria tendrá publicidad para su diario, y yo te tendré a ti. Podremos vivir juntos y nadie se dará cuenta. Astoria y Faith pueden quedarse con el apartamento de arriba. Poco a poco tú y yo nos dejaremos ver juntos, luego, un poco más, y luego, mucho más, y tarde o temprano la gente se acostumbrará a la idea y nosotros estaremos juntos. Al fin.

 

El hecho de que esa conversación fuera casi la misma que Astoria y yo habíamos tenido aquella vez que me propuso matrimonio, no me pasó desapercibido. Adoraba y odiaba cuando Harry sufría esos accesos de valentía demencial.

 

—Eres un cabrón astuto, Harry Potter.

 

—¿No sabías que el sombrero seleccionador quería ponerme en Slytherin?

—sonrió maliciosamente mientras tiraba de mí para acercarme a él.

 

—¿Y ahora me lo dices?

 

 

 

Fin

Ahora sí, de verdad.

 

 

 

 

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