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Manual del Perfecto Gay - Fanfiction Harry Potter
Perlita loves Quino's work
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PerlaNegra - Harry Potter Slash Fanfiction

Magic Works

Capítulo 3

Ranas de Chocolate

 

Como si pudieras olvidar algo que ves hasta en la sopa.

 

Las noticias del próximo estreno de la película estaban por todos lados, en todos los medios nacionales y, por lo que Tom había escuchado, también en los internacionales. Además, un día sí y el otro también, Tom se encontraba con una entrevista nueva que le hacían al elenco y al equipo de producción, pero sobre todo, entrevistas que le realizaban a Dan.

 

El pequeñuelo era tan famoso que Tom no dudaba que ya hasta le estuvieran pidiendo autógrafos por la calle, y eso que la película todavía no había sido exhibida sino hasta dentro de dos meses. Personalmente, Tom no sufría nada de eso: podía circular libremente por su pueblo y con sus amigos sin que nadie le hiciera el menor caso. Sus hermanos se habían burlado mucho de él los primeros días posteriores a su llegada a casa por culpa del color de su cabello, pero en poco tiempo recuperó su natural color café claro y se recortó el rubio, olvidándose por un momento de su papel.

 

Aunque igual se lo tendría que teñir para el estreno, mientras durara el verano prefería ser un Felton más y no Draco Malfoy.

 

Ese día era su cumpleaños número catorce. Había regresado a casa apenas un par de días antes, procedente de un largo viaje de pesca por una zona boscosa de América junto con uno de sus hermanos. Completamente fascinado de lo majestuoso que era Nueva York y deslumbrado por sus rascacielos, se había hecho el firme propósito de irse a vivir ahí cuando fuera mayor.

 

Por la mañana había salido con sus amigos y, al regresar a casa, se había sentado ante su computadora a revisar sus correos electrónicos. Sonriendo satisfactoriamente, leyó una a una las felicitaciones de sus parientes, de los amigos de siempre y de los nuevos que se había hecho en el plató.

 

También Dan le había escrito. A Tom le sorprendió que se hubiera dado el tiempo de hacerlo con tantas entrevistas internacionales que parecía tener, y por un momento estuvo seguro que solo se trataría de algún tipo de mensaje automático o tal vez uno de ésos que son realizados por los asistentes.

 

Pero no. Era personal y, por si fuera poco, justo el día anterior había llegado un pequeño paquete a casa. Un regalo de Dan para Tom, envuelto en un extraño papel con el logotipo de una página de Internet de ésas que venden de todo.

 

¡Hola, Tom!

 

Decía el correo de Dan.

 

Espero que estés pasando un buen cumpleaños. Yo, el mío me lo pasé genial. Mis padres me llevaron a cenar y al teatro, y bueno, creo que tener doce años es un poco raro porque hay gente que te sigue considerando un niño cuando tú sabes que ya no es así para nada, ¿verdad?

 

He estado ocupado los últimos meses. Terminamos con la grabación de la película pero de inmediato comenzaron las entrevistas en todos lados. Uf, creo que he salido en todos los canales y programas del Reino Unido, aparte de algunos de América, también. Y lo peor es que en casi todos me hacen las mismas preguntas. A veces me río de eso, pero lo bueno es que los entrevistadores (o como se llamen) piensan que simplemente estoy feliz de estar ahí con ellos. Algunos ni siquiera me llaman Dan, sino que me dicen “Harry”, ¿puedes creerlo? Cualquiera pensaría que ellos deberían diferenciar la realidad de la fantasía, ¿o pensarán que soy un bebé que se cree que juega a ser Harry sólo por diversión?

 

Bueno, tengo que irme, pues al rato tengo llamado. Rupert y yo ya estamos de nuevo en el estudio, hemos comenzado a filmar algunas escenas de la segunda. Ésas donde vamos arriba del auto volador de los Weasley, lo digo por sí ya te has decidido a leer los libros. Si no, pues olvídalo. Aunque puede ser que el guión sí lo hayas leído, ¿no? Yo lo revisé y me di cuenta que tú y yo tenemos varias escenas interesantes, como el duelo y el partido de quidditch. Espero que sigas pronunciando “Potter” como siempre porque me parece muy gracioso, aunque te prometo no reírme más de ti. Bueno, no de ti, sino de cómo lo pronuncias. Ya me entiendes, ¿no?

 

¿Puedes creer que ya están empezando a vender cosas de Harry Potter? A todos lados que voy veo mercancía con dibujos de Harry en su escoba y eso, aunque no creo que lo hayan dibujado basado en mí porque no nos parecemos. También por Internet me encontré con muchas cosas relacionadas con la película, como los dulces que se supone comemos Rupert y yo en el tren.

 

Y recordando eso, te mandé tu regalo.

 

Feliz cumpleaños, Tom. Te veo en la premier.

 

Dan.

 

Semejante testamento no podía ser respondido con un “gracias, amigo”. Tom cerró el correo pensando en contestarlo más tarde, cuando fuera golpeado por la inspiración. Claro que no le diría a Dan que su regalo lo había hecho fruncir el ceño ni que no pensaba comerlo ni de broma (de hecho, se lo había regalado a su padre, a quien le encantaba el chocolate) pues él debía de cuidarse la cara y le habían dicho que no comiera nada de eso.

 

Dan le había mandado una cajita llena de ranas de chocolate de verdad. Bueno, tan reales como cualquier chocolate de leche con trocitos de arroz inflado. Era un chocolate bastante ordinario, viéndolo fríamente, pero lo que lo hacía especial era la forma de rana y que decía que era un producto oficial de Harry Potter. Tom le miraba más defectos que virtudes, empezando por el hecho de que la rana era bastante pequeña y que el empaque no era ni remotamente parecido al que salía en la película.

 

Además, le resultaba un tanto extraño que alguien le mandara chocolates por correo. Al principio se había sentido avergonzado, especialmente cuando su hermana y su mamá le preguntaron si se trataba de alguna chica. No, ¿cuál chica? Es solamente Dan había respondido él, poniéndose rojo como un tomate. Sus amigos, algunos de los cuales eran fanáticos de los libros, habían querido robárselas. Pero Tom no lo había permitido.

 

Como no pensaba comérselas, primero se le ocurrió guardarlas de recuerdo, pero al final decidió que se las obsequiaría a su padre con la condición que le diera las estampas que venían dentro de cada una. Seguramente el gilipollas de Dan le preguntaría más adelante cuáles le habían salido. Tom esperaba que ninguna fuera de él… bueno, de Harry Potter, hablando propiamente. Y dudaba que hubiera alguna de Draco Malfoy.

 

Las ranas de chocolate habían venido acompañadas también de una pequeña nota, la cual sólo decía:

 

¿Puedes creerlo? ¡Venden ranas de chocolate! Rupert y yo estuvimos charlando todo el tiempo acerca de lo bueno que sería que realmente las vendieran. Me parece que hasta traen estampas de magos en su interior, igual que las de la película, aunque me imagino que no igual de bonitas. Ya luego me contarás cuales te salen a ti. Vienen veinticuatro en la caja. Ten cuidado al abrirlas porque recuerda que tienen un encantamiento que les permite saltar. (Esto último es broma, ¿eh?)

 

Como si Tom se lo hubiera tomado en serio.

 

Después del abochornamiento inicial por haber recibido semejante regalo, Tom no había hecho otra cosa más que sonreír cada vez que recordaba la caja y la nota. Suponía que Dan tal vez les había mandado el mismo regalo a todos sus amigos, pero con él, con Tom, lo había hecho con la excusa del cumpleaños y eso lo hacía sentir diferente. Tal vez no fuera lo más grandioso del mundo, pero era… curioso. Era especial.

 

Definitivamente una de las mejores cosas de ser Draco Malfoy era haber conocido a Dan.

 

Tom comenzó la tarea de responder los correos que le habían mandado, dejando el de Dan al último porque también quería escribirle algo largo, contándole de sus vacaciones en América y anexándole un par de fotos también. Sonrió al pensar que pesar de ser una estrella de cine a sus maduros doce años de edad, Dan era todavía un niño, por más que la gente afirmara lo contrario.

 

Eso sí, un niño genial. Uno tan famoso que ya era reconocido a nivel mundial, pero al mismo tiempo, tan inocente que parecía ser capaz de creer que las ranas de chocolate que se compraban por Internet darían un salto y se escaparían por la ventana hacia la libertad.

 


Notas finales:
¿Te gustaría leer este capítulo en inglés? Regan (aka Loredi) ha hecho la traducción y la encuentras aquí: Chocolate Frogs. ^^

 

 

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